SIN PRISA, PERO SIN PAUSA
Continua la desescalada a nivel nacional y autonómico con la relajación de restricciones y la mejora de la situación sanitaria para afrontar la temporada de verano. Los niños terminan el cole y quien más y quien menos ya está pensando en cómo recuperar el tiempo perdido y en disfrutar de la temporada estival de la mejor manera posible. Una escapada a un lugar seguro, días de descanso en la playa, o en la montaña, y muchas ganas de volver a respirar parte de nuestra libertad robada. La campaña de vacunación coge ritmo y nos acercamos a la llamada inmunidad de rebaño. Yo mismo ya he recibido mi primera dosis y en unas semanas conseguiré la inmunidad completa o, por lo menos, la mayor inmunidad que se ha conseguido obtener en el tiempo récord en que se han desarrollado las vacunas actuales. Una lástima que haya gente que no ha llegado a tiempo de conseguir esa inmunidad. Cuando salía de vacunarme no pude evitar acordarme de mi padre, fallecido por COVID a principios de este año. Me acompañaron a poner la vacuna mi mujer y mis hijos, que me dieron un fuerte abrazo cuando salía del hospital. Apretándoles con fuerza, recordé las palabras de mi padre que, viéndole y escuchándole a través de la pantalla del móvil porque tenía que estar confinado, me decía en uno de sus últimos días: “Vosotros vais a tener más suerte, que vais a llegar vacunados y no tendréis que pasar por esto”. En ese momento, ni él ni nosotros pensábamos que la afección respiratoria se agravaría tanto como para acabar con su vida. Es triste pensar que, por unos cuantos meses, no llegó a tiempo de afrontar la dichosa enfermedad con mayores garantías de éxito. Por eso no comprendo como hay gente que pone remilgos a ser vacunada con una u otra marca, incluso, que se nieguen a ponerse una vacuna. Pero bueno, cada quien es libre de tomar sus decisiones y al menos ellos sí pueden decidir, no como otros que no tuvieron opción, ni de elegir, ni de vivir. No obstante, como siempre decía mi padre en una de las muchas lecciones que me dejó y que repetía a menudo, hay que continuar “sin prisa, pero sin pausa”. Así que ahí vamos, afrontando el mes de julio con la apertura del ocio nocturno, ampliación de aforos en hostelería, apertura de parques de atracciones, parques acuáticos, ferias, celebración de espectáculos y mayor permisividad en playas, piscinas, parques y zonas al aire libre en las que se podrá estar sin mascarilla, siempre que se guarde la distancia mínima de seguridad de metro y medio entre no convivientes. Variantes del COVID aparte, y cepas con mayor o menor grado de contagio, la realidad es que está disminuyendo enormemente el número de fallecidos y de afectados graves por la enfermedad, lo que permite ser optimistas ante el escenario que se plantea. De todas formas, me gustaría poner el foco en los más jóvenes, quince y veinteañeros. Por la estrategia de vacunación que se ha establecido, serán los últimos en vacunarse; aunque, a mi juicio, son el grupo con mayor capacidad de contagio. Acaban de terminar las clases y, como es natural, afrontan el verano y la relajación de medidas con ganas de socializar y de celebrar todo lo que no han podido en los meses precedentes. Por las restricciones que aún continúan, no lo harán en los negocios de hostelería, donde hay aforo limitado y hora de cierre, sino que lo harán en viviendas y fincas privadas. Ahí es donde pueden surgir grandes brotes que después se expandan al resto de la población en las distintas reuniones familiares. No es una franja de edad a la que haya que demonizar, todo lo contrario, son aquellos que construirán nuestro país del mañana y es una generación con niveles de preparación y conocimientos como ninguna otra, subidos a lomos de las nuevas tecnologías. Es sólo que, debido a la inmadurez propia de su edad, no son conscientes de los riesgos que se ocasionan y es por eso que tenemos que ayudarles a calibrar sus actuaciones para que no tiremos por tierra todo el trabajo, el sacrificio y el esfuerzo realizado hasta la fecha por toda la sociedad en general. Mucho ánimo a todos, principalmente a aquellos que han sufrido alguna pérdida o que están luchando contra la enfermedad, y a seguir avanzando hacia adelante, como siempre me enseñaron, “sin prisa, pero sin pausa”.
David Gómez Rosa (VIVEIRO ASESORES)