EL CIEGO Y LAS UVAS - Artículo de David Gómez Rosa.
Hay un pasaje de El Lazarillo de Tormes que revela una gran enseñanza. Dice que durante un viaje desde Salamanca hasta Toledo, a su paso por Almorox, recibió el ciego un racimo de uvas, de manos de un vendimiador, en concepto de limosna. El ciego convino compartirlas con Lázaro con la única condición de que ambos comieran las uvas de una en una. Poco después de empezar el banquete, el ciego comenzó a comerlas de dos en dos. Al ver Lázaro tal actitud decidió comerlas de tres en tres. Una vez que acabaron con el racimo, el ciego dijo: “Lázaro, me has engañado. Podría jurar que has comido las uvas de tres en tres.” Lázaro, sobresaltado, le respondió: “No señor, ¿por qué sospecháis eso?” Y el sagacísimo ciego le respondió: “Porque yo las comía de dos en dos y tu callabas.”
Mal que me pese, éstas son las raíces de nuestro pueblo. Esta es nuestra idiosincrasia. El ADN que llevamos en los genes y que tanto está lastrando nuestro despegue como sociedad desde que salimos de los años de la hambruna y la picaresca. Pero la culpa es de los dos, tanto del ciego como del Lazarillo. Por eso, y porque estoy al cabo de la calle en cuanto a economía doméstica y de PYMES, me preocupa la propuesta del Gobierno de establecer hasta trece tramos de cotización para el régimen de autónomos. Y me preocupa aún más que se ligue el tramo a pagar con el beneficio anual obtenido. Hasta la fecha, casi todos los autónomos, salvo escasas excepciones, tenían una misma cuota mínima de cotización a la Seguridad Social de 286 euros al mes; pero, de prosperar la propuesta del Gobierno, se establecerían distintos tramos. En el más bajo, hasta 3.000 euros de beneficio anual, se cotizaría a la Seguridad Social, después de la transición, la cantidad de 90 euros al mes. En el tramo más alto, a partir de 48.900 euros de beneficio anual, se cotizarían 1.220 euros al mes. No olvidemos que, además de esta cotización a la Seguridad Social, sobre el 30% del beneficio, los autónomos deberán tributar a Hacienda, en concepto de Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), un porcentaje creciente que puede llegar hasta el 47% del beneficio. Hasta ahora, los autónomos con mayor beneficio pagaban más impuestos pero no cotizaban más a la Seguridad Social. Por su parte, los autónomos con ingresos más bajos, hasta 14.000 euros de beneficio anual que no tributan nada en IRPF, como tenían una cuota mínima de Seguridad Social establecida en 286 euros mensuales, no se planteaban obtener menos beneficio ya que no había ninguna disminución en sus cotizaciones. Pero a la vista de estas modificaciones, sí que pueden reducir su cuota de pago a la Seguridad Social desde los 286 hasta los 90 euros mensuales, en tanto en cuanto su beneficio anual disminuya desde los 14.000 hasta los 3.000 euros. En definitiva, la cotización a la Seguridad Social pasaría a depender del beneficio y no de una cuota mínima fija, como hasta ahora. Se permitiría reducir la cuota de la Seguridad Social a los que obtengan menos beneficios. Y se incrementaría la cotización de la Seguridad Social, a la par que la tributación de impuestos a Hacienda, a aquellos autónomos que más beneficios declaren.
Por si fuera poco, otro ingrediente para añadir a la coctelera es el dato de dinero en efectivo que circula en el mercado en nuestro país. En el año 2020, pese a la pandemia, el uso del efectivo dobló al pago en comercio electrónico. No hace falta recordar que el pago en efectivo no deja rastro alguno de las transacciones y es el principal problema para acabar con la economía sumergida.
Dicho todo esto, ante el escenario de cotizaciones y tributación que se plantea, el banquete está servido, el racimo de uvas sobre la mesa y las manos preparadas.
David Gómez Rosa (VIVEIRO ASESORES)